Minutos antes había estado rogando mentalmente que ese K86, que me lleva a la universidad tomando la carrera séptima, no se tropezara con uno de esos trancones que aveces coincidencialmente se forman a unas tres cuadras de la universidad. Definitivamente yo no quería llegar tarde. Nunca quiero.
El pequeñito trancón estaba allí para mi desgracia, eran ya las 11:10, mala hora teniendo en cuenta la aventura que significa llegar al edificio 67 que queda por allá arriba. Por suerte el salón está en el primer piso.
Cuando entré (11:25) vi a dos de mis compañeras en el proyector, me senté en una de las primeras sillas sintiéndome, en ese momento, la persona más extravagante del mundo. El vídeo terminó, los alagos empezaron. Buen trabajo.
Cobos dijo: ¡Seminario alemán!. Yo dije para mis adentros: "No :'(", evocando malos ratos de mi clase de los lunes, Teorías del cine.
Unimos las mesas del centro con la idea de "construir" una grande en el centro del salón para participar todos. Uno de nuestros compañeros se ofreció a grabar el espectaCULO (y digo espectaCULO anticipando las culadas que ese día salieron de mi boca tras la pregunta de Cobos) de yo haber sabido que el camarógrafo no tenía que hablar me hubiese regalado con tal de hacer su labor...
La palabra interrogar proviene del latín interrogare, formada del prefijo inter (en medio) y el verbo rogare (preguntar). Esta palabra se refiere a la búsqueda de la verdad por medio de preguntas.
Interrogatorio es el arte de cuestionar y examinar una fuente.
Es un proceso individual que depende de la personalidad del que interroga y de cómo logra comunicarse. A través de este, el juez puede disipar dudas y esclarecer puntos oscuros y llegar así a una decisión razonada y justa.
El interrogatorio es el conjunto de preguntas que realiza una de las partes en el proceso al testigo en el juicio oral o público, con el fin de demostrar su teoría del caso. (Del Cid, 2011)
En eso me sentí cuando Cobos, quien tenía sentado a mi lado, empezó a dirigir la cosa con unas preguntas que tenía escritas en una hoja improvisada. Iba hablando y mirando fijamente a la victima y el camarógrafo documentando la tortura, muy profesional él, se envideaba con los movimientos de la cámara (celular), ángulos y uno que otro plano. Ya pronto me iba a llegar el momento de responder. No sé lo que dije, no me logro acordar, pero no pudo ser tan grave. Todos llegamos a las mismas conclusiones respecto al desarrollo de la clase.
"-Señorita, ¿Usted por qué tiene capúl?
-No sé, profe. ¿Usted por qué se peina así?"
Mientras Cobos nos hablaba de lo que eran los metamodelos, (por medio de preguntas acceder a la estructura profunda) no pude evitar pensar en ese intento de entrevista, que me hizo mi profesor de Narrativas audiovisuales, tratando de explicar a la clase cómo se hacía un cuestionario para narrar documental. Tal vez, si el conociera algo sobre metamodelos JAMÁS habría nombrado ese "Por qué", que según aprendí, conduce a una respuesta inserta en un sistema de creencias. Y tal vez si ese profesor me hubiera preguntado otra cosa, habría tenido éxito, siempre he sentido que tiene algo en contra de como me veo.
De manera similar, Cobos nos "retó" a eliminar de nuestra boca ese "por qué" por un semana. ¿Cómo me fue? Me resultó imposible. Más aún teniendo en cuenta que es de las pocas palabras que más salen de mi reservada boca.
A veces no sé cómo concluir mis entradas. Me gustaría cerrar con todo lo que he aprendido en una semana, pero a veces siento que aprendo tanto que a la final no recuerdo nada. Triste, es como si en definitiva no aprendiera nada. A lo largo de la vida académica existen y nos brindan millones de cosas útiles, otras millones que son necesarias, al final solo espero que la memoria logre desvararme cuando las necesite.